La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)

Charcot describe la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) por primera vez entre 1865 y 1874 como una enfermedad esporádica del adulto resultado de la degeneración progresiva idiopática del sistema neuronal motor, que incluye las motoneuronas superiores en la corteza motora y sus proyecciones corticobulbares y corticoespinales, y las motoneuronas inferiores y sus proyecciones en troncos nerviosos periféricos, con resultado de debilidad y atrofia muscular generalizada, progresiva y rápida, que frecuentemente acaban en la muerte.

Charcot la denominó así al encontrar los haces corticoespinales laterales degenerados duros y blanquecinos (esclerosis lateral) en pacientes con gran pérdida de masa muscular (amiotrófica).

En los países de la Commonwealth británica, esta afección se empezó a conocer como “enfermedad de motoneurona” después dela descripción dada por Brain y Walton en 19691.

Existen variantes clínicas que afectan inicialmente sólo a la motoneurona superior, o a la inferior, formas hereditarias, variantes plus con afectación de otro sistema neuronal y síndromes secundarios, causados por otras afecciones o asociados a ellas. Todas son también enfermedades de la motoneurona, como lo son las formas hereditarias de afectación de las motoneuronas superior e inferior.

Por ello, para mayor claridad, utilizamos el término “trastornos de la motoneurona” para englobarlas a todas, el de “enfermedad de motoneurona” para referirnos a la ELA clásica y a sus variantes, y el de “síndrome de motoneurona” para indicar los síndromes secundarios a otras enfermedades, según la clasificación clínica de la tabla I. En este capítulo revisamos principalmente la ELA esporádica y familiar y sus variantes.

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Epidemiología: Caracterización epidemiológica de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)

La caracterización de las variables epidemiológicas y de los posibles determinantes de aparición de la ELA nos pueden proporcionar pistas muy valiosas sobre su etiología y, potencialmente, sobre otras enfermedades neurodegenerativas. 

Por ello, a continuación detallamos algunos de los datos más relevantes sobre la epidemiología de la enfermedad, recogidos en los últimos años, lo que nos muestra el interés existente entre los profesionales que trabajan para encontrar una pronta cura.

Prevalencia e indidencia

La prevalencia es la proporción de la población que está afectada por una enfermedad en un momento determinado. Está determinada por la incidencia (nuevos casos diagnosticados) y la supervivencia de la enfermedad. Según la revisión realizada por Chio et al., la prevalencia de esta enfermedad en poblaciones europeas o en aquellas con descendientes europeos es de 2.6 a 3 casos/100.000 personas.

Los pocos estudios realizados en países fuera de Europa que encontramos en la literatura, nos indican que existen diferencias en la prevalencia de la ELA entre poblaciones afroamericanas, nativas americanas e hispanas de ascendencia europea.

A nivel mundial, la incidencia anual se encuentra en torno a una tasa bruta de 1.75/100.000 habitantes y una tasa estandarizada por la población mundial de 1.68/100.000. Según la revisión realizada en 2017 por Logroscino et al., hispanos, africanos, americanos y asiáticos tienen una menor tasa bruta de incidencia en relación con las poblaciones caucásicas.

Esta distribución heterogénea de la incidencia de la ELA se debe en gran medida a la existencia de “subcontinentes” (regiones con características demográficas similares dentro un continente). Las más homogéneas son las poblaciones de origen europeo en Europa, América del Norte y NuevaZelanda (1.81/100.000). Este y Sur asiático tienen una tasa de incidencia significativamente menor, en torno al 0.8/1000.000. Estas variaciones tan patentes se explican en parte por el bagaje genéticode cada población.

Tanto la incidencia y prevalencia son menores en poblaciones con orígenes “mixtos” que en poblaciones europeas o de ancestros europeos.

Edad de aparición

Se estima que el riesgo de padecer ELA a lo largo de la vida es de 1:350 en hombres y 1:400 en mujeres, esto supone que por cada mujer afectada por la enfermedad hay entre 1.2-1.5 hombres afectados.

Si bien es cierto que algunos autores han postulado un descenso en el ratio H/M comparado con antiguas publicaciones.

Genética

C9orf72, SOD1, TARDBP y FUS son los genes mutados más comunes en la ELA. Según el meta-análisis realizado en 2016 por Zou et al. en poblaciones asiáticas y europeas, estos genes aparecen mutados de manera global en el 47.7% de los casos de ELA familiar y en el 5.2% de los casos esporádicos.

Atendiendo a cada tipo de población estudiada, se pudo ver que en las europeas la mutación más común era la repetición en C9orf72 (33.7% en ELA familiar y 5.1% en ELA esporádica), seguida de la que afecta a SOD1 (14.8% en ELA familiar y 1.2% en ELA esporádica), TARDBP (4.2% ELA familiar, 0.8% ELA esporádica) y FUS (2.8% ELA familiar, 0.3% ELA esporádica).

Por el contrario en las poblaciones asiáticas la mutación más frecuente era la de SOD1, seguida por FUS, C9orf72 y TARDBP.

Progresión, supervivencia y mortalidad

La tasa de progresión de la enfermedad (medida en la escala ALSFRS-R) es similar entre EEUU y Europa (entre -0.89 y – 1.6 puntos/mes) y las poblaciones japonesas (entre -1.03 y –1.21 puntos/mes), tal y como apunta el estudio realizado por Takahashi et al. en 2017.

Los datos referentes a la supervivencia son variables, aunque el fallo respiratorio suele darse a los 3-4 años tras la aparición de la enfermedad.

Sólo un estudio en Cuba ha abordado la mortalidad en una población formada por distintas etnias. La tasa de mortalidad estandarizada, era considerablemente menor en la población mixta que en los de raza blanca o negra. Esta afirmación apoya la hipótesis de que las poblaciones heterogéneas se caracterizan por un menor riesgo de padecer ELA. Esto se debe a que la ELA es una enfermedad compleja desde el punto de vista genético, dónde múltiples genes interactúan con otros factores ambientales. Las poblaciones mixtas, contienen una amplia variedad y diferentes combinaciones de alelos de riesgo, lo que les protegería del riesgo de desarrollar la enfermedad.

Factores de riesgo

Los factores ambientales se han estudiado ampliamente, pero hasta la fecha no se han encontrado evidencias sólidas que permitan afirmar la existencia de una relación directa entre un determinado factor y la ELA.

Si bien, existen estudios que encuentran cierto vínculo entre las altas concentraciones en plasma de contaminantes orgánicos persistentes, con un impacto negativo en la supervivencia de pacientes con ELA (Goutman et al., 2019). Otro reciente estudio del Karolinska Institutet (utilizando datos del Proyecto MinE), parece que ha encontrado una relación causal estadísticamente significativa entre el hábito tabáquico y el riesgo de padecer ELA mediante el método de la varianza inversa (odds ratio: 1.25, 95% intervalo de confianza: 1.01, 1.55, P=0.04), sin embargo deben realizarse análisis más exhaustivos.

Perspectivas

Según un estudio realizado en Reino Unido el pasado mes de febrero por Gowgland et al., concluye que en el próximo siglo el número de nuevos casos diagnosticados de ELA (incidencia) se verá duplicado debido a los cambios demográficos que sufriremos. Por otro lado, y en combinación con lo anterior, la mejora en el desarrollo de los tratamientos y los recursos sanitarios, favorecerán un aumento de la prevalencia de la enfermedad como consecuencia de un aumento en la supervivencia, lo que se traduce en más personas con ELA y que viven más.

Al hilo de lo anterior, un estudio llevado a cabo en Estados Unidos el pasado mes de marzo por Bhattacharya et al. demostró que en poblaciones de pacientes con cobertura médica existía una mayor prevalencia de la enfermedad (mejor cobertura médica favorece que los pacientes tengan mayor esperanza de vida), hecho que resalta la necesidad de ofrecer opciones de tratamiento y recursos efectivos a los pacientes de ELA para intentar conseguir cronificar la enfermedad e inclusoerradicarla en un futuro.

Conclusión

La existencia de diferencias en la arquitectura genética entre poblaciones (en gran parte debida a los ancestros) han de tenerse en cuenta a la hora de realizar pruebas genéticas o desarrollar terapias. Precisamente, es esa distribución heterogénea de la ELA la que pone de manifiesto la necesidad de realizar estudios multicéntricos internacionales que nos permitan ahondar en puntos clave como la posible conexión entre la ascendencia, el ambiente y epidemiología de la ELA en general.

Referencias

– Amyotrophic lateral sclerosis among patients with a Medicare Advantage prescription drug plan; prevalence, survival and patient characteristics. https://doi.org/10.1080/21678421.2019.1582674 – Predicting the future of ALS: the impact of demographic change and potential new treatments on the prevalence of ALS in the United Kingdom, 2020-2116. https://doi.org/10.1080/21678421.2019.1587629 – Amyotrophic lateral sclerosis. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(17)31287-4 – Genetic epidemiology of amyotrophic lateral sclerosis: a systematic review and meta-analysis. http://dx.doi.org/10.1136/jnnp-2016-315018 – Current issues in ALS epidemiology: Variation of ALS occurrence between populations and physical activity as a risk factor. https://doi.org/10.1016/j.neurol.2017.03.035 – An assessment of treatment guidelines, clinical practices, demographics, and progression of disease among patients with amyotrophic lateral sclerosis in Japan, the United States, and Europe. https://doi.org/10.1016/j.neurol.2017.03.035
– High plasma concentrations of organic pollutants negatively impact survival in amyotrophic lateral sclerosis. http://orcid.org/0000-0001-8780-6637